Y si de repente descubrimos
Que nuestro muertos
Siguen allí
Esperando a que aprendamos
El lenguaje de la muerte
La visión del más allá
La clariaudiencia del silencio
La caricia de su esencia
Atravesándonos poseyéndonos
Aún con sus sabios consejos
Con sus risas… desesperados
Si nos deshicimos de sus cosas
Buscándolas
Si los desfotografiamos del recuerdo…
Y si tal vez los abuelos
Siguen allí por la casa donde enraizaron
Lo que creímos su despedida
Y nos mudamos y los dejamos sólos.
GUSTAVO H. ARRIETA LÓPEZ
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